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La Nación 10.04.24

Qué sucede si el dólar se atrasa más frente a la inflación

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Ya no se trata de economistas heterodoxos, sino que hasta de los más ortodoxos como el ex ministro Domingo Cavallo o el consultor Miguel Ángel Broda le recomiendan al Presidente acelerar el ritmo de devaluación del peso para no volver a caer en una situación de atraso cambiario. Una parte importante de los economistas sugieren que el Gobierno debe aumentar el ritmo de suba del dólar oficial que fue establecido por el ministro Luis Caputo en 2% mensual.

Ese aumento se viene cumpliendo a rajatabla y tanto el presidente Javier Milei como su ministro de Economía insisten en que ni una devaluación ni el aumento del ritmo del “crawling peg” son necesarios en el contexto actual.

Para el Presidente, el hecho de que la brecha entre el dólar oficial con impuesto PAIS y el blue sea cero, o cercana a cero es un argumento lo suficientemente contundente como para desacreditar cualquier propuesta de devaluación o aceleración del ritmo de aumento del oficial.

El mercado tomó nota de la posición del Presidente que, como resulta evidente, tiene en la estabilidad cambiaria el principal argumento en el camino para lograr que la inflación sea de un dígito en mayo.

La apuesta es fuerte y un costo posible, aquietando al dólar, es que la economía pierda buena parte de la competitividad que había ganado con el salto cambiario de fines del año pasado.

Sobre ese punto, una mirada de la Fundación Capital en su último informe sostiene que “si las autoridades no lograran una baja de la inflación rápidamente a un dígito, continuar con el crawling peg del 2% mensual implicaría perder en junio todas las ganancias de competitividad tras la devaluación de diciembre”. El temor de apostar al atraso cambiario (todos los gobiernos argentinos se sienten tentados en algún momento de su gestión) es que si bien contribuye en forma decisiva a estabilizar los precios, a la vez, desalienta la liquidación de los dólares de exportación. Un esquema de cierto atraso cambiario, aunque sea temporal (el Gobierno dirá que ahora es diferente, y lo es, porque tiene superávit fiscal) suele fascinar a los gobernantes a pesar de saber que no se trata de un esquema sostenible.

En estos días, hasta el Fondo Monetario Internacional le sugiere al Gobierno que evite retrasar al dólar sabiendo de antemano las posibles consecuencias y en medio de una negociación por US$ 15.000 millones de plata fresca que está buscando el ministro Luis Caputo. Más allá de que pueda mediar una decisión política de los EE.UU, el Fondo le debe estar preguntado a Caputo cómo hará para devolver esos supuestos US$ 15.000 millones frescos si no aumenta el superávit comercial, para lo cual, será indispensable aumentar las exportaciones.

Una de las respuestas oficiales que está sobre la mesa y a la luz del día es que desde que asumió Javier Milei el Banco Central pudo comprar en torno a US$ 13.000 millones y en los últimos días las liquidaciones de divisas se hicieron notar con cierta intensidad.

El resultado era esperable: si el Presidente dice que no va a devaluar, las liquidaciones de divisas se aceleran aun cuando la tasa de interés en pesos para depósitos a plazo fijo en los bancos (siguen bajando) esté en torno a 6% mensual y pierda contra la inflación; lo importante es que le puede seguir ganando a la variación del dólar.

El compromiso con el FMI de acumular US$ 10.000 millones en las reservas del Banco Central a fin de año puede ingresar en zona de riesgo teniendo en cuenta que las reservas netas siguen en el plano negativo (- US$ 2.500 millones) y la normalización del pago de importaciones y posible levantamiento del cepo se presenta más lejano.

Volviendo a Domingo Cavallo, su pronóstico de levantamiento del cepo para fin de año y no para mediados, como se especula en el Gobierno. Si un sector percibió con claridad el proceso de “inflación en dólares” creciente en la Argentina ese fue el turístico. Los tours de compras a Chile o los turistas que volvieron de Brasil opinando que comer “sale lo mismo que acá” marcan con claridad los cambios en los precios con los vecinos que hasta hace poco “invadían” la Argentina.

Con el billete blue quieto y retrocediendo 20% desde el pico de enero, el Gobierno podrá argumentar que, después del derrumbe de las jubilaciones, ahora llegará una cierta recomposición medida en términos de dólares.

El presidente Milei destaca que lleva adelante “el ajuste más grande de la humanidad” y algunos porcentajes parecen sustentarlo. El informe los “100 días de Milei” de Marina dal Poggetto habla de licuación diciendo: “en los primeros meses del año en términos reales, el gasto previsional cayó 38% interanual, las transferencias a provincias 77%, los subsidios económicos 54%, el gasto en capital 88% los programas sociales 20% y los gastos operativos 65%”.

Y concluye: “la inflación y el corte unilateral en las transferencias hicieron el trabajo, pero no se sostiene”.

Respecto del aumento de las tarifas y su impacto en las familias dice que la incidencia (luz, gas, transporte, etc.) pasó de 4,1% del salario a 5,9% en marzo y agrega un concepto importante. La consultora Eco Go calcula que “lo que (Mauricio) Macri hizo en dos años (en parte porque la Justicia frenó los aumentos de arranque por la falta de audiencias públicas), el gobierno actual busca hacerlo en casi tres meses”. ¿La película se llama Rápido y Furioso?.

Clarín